La marcha de la economía argentina

El nuevo acuerdo que el Gobierno Argentino está por estas horas tratando de cerrar

con las autoridades del FMI, no sólo descansa sobre un renovado compromiso para ajustar

el Gasto Público sino que contiene, tal como fue negociado con las Provincias, una mayor

presión impositiva, para intentar cerrar la brecha fiscal por el lado de los ingresos y no sólo

por el lado del Gasto.


 

Esta mayor presión impositiva hace eje principalmente en las retenciones a las

exportaciones, pero también incluye otros componentes entre los cuales se ubica la

postergación del aumento del mínimo no imponible a las contribuciones a la Seguridad

Social, o el ajuste por inflación en los balances y otros aspectos cuyos detalles se irán

conociendo en los próximos días. La promesa oficial de bajar la presión impositiva al sector

empresario queda así postergada hasta nuevo aviso, probablemente para el 2020, en el

mejor de los casos.

Por el lado del Gasto, la batería de anuncios va desde la eliminación de Ministerios,

hasta la reducción de diversos gastos operativos, pasando por la transferencia de algunos

servicios y el congelamiento de ingresos de personal a la Administración Pública Nacional.

En realidad, y tal como expresamos en anteriores informes, la pieza clave para intentar

equilibrar las cuentas fiscales pasa por licuar el Gasto Público a través del mismo proceso

inflacionario.

Llegado este punto hay que destacar que los anuncios del pasado lunes en realidad

expresan una propuesta, no un listado definitivo de medidas. Está abierto un proceso de

negociación con el FMI, y también habrá un fuerte debate con las Provincias y el

Congreso, ya que una buena parte de las medidas deberán quedar plasmadas en el

Presupuesto Nacional para el 2019, que deberán aprobar los legisladores.

 

INFORME SECTORIAL

De lo anterior se deduce que habrá modificaciones, incluso algunas de importancia,

en relación a la letra que se conoció a comienzos de esta semana, tanto del lado del Gasto

Público como desde el tema impositivo. Es de esperar que, sobre todo los Gobiernos

Provinciales, expresen serias objeciones al ajuste en las cuales se les pretende

comprometer hacia el futuro.

Al margen de lo anterior, lo que tiene que quedar en claro son las consecuencias

para el sistema productivo que se expresan en el acuerdo con el FMI. Más ajuste fiscal, un

dólar alto, tasas de interés elevadas, aumento adicional en las tarifas y una inflación por

encima del 40% anual, expresan un combo que inevitablemente profundizará el escenario

recesivo de cara a los próximos meses y con vistas al 2019.

En este punto, seguimos considerando que el escenario recesivo mostrará su peor

cara entre octubre y noviembre próximo, pero que la economía no mostrará síntomas

claros de recuperación hasta el segundo trimestre del próximo año, entre abril y mayo, en

sintonía con la aparición de la cosecha gruesa, que generará una mayor actividad

productiva, sobre todo en la región pampeana.

La recesión no sólo queda expresada por elementos técnicos objetivos vinculados

con la pérdida de poder adquisitivo de vastos segmentos de la sociedad, y por las altas

tasas de interés que desalientan el consumo y la inversión. También se explicará, de cara

los próximos meses, por la pérdida de confianza y la incertidumbre ya instalada en

empresarios y familias, que se traduce en actitudes conservadoras, que afectan

negativamente la actividad económica.

A pesar de todos los elementos arriba considerados, es importante destacar,

nuevamente, que esta delicada situación que vive el país guarda diferencias importantes

con la crisis 2001/02. La ley de convertibilidad, de aquel contexto, impedía la aplicación de

políticas fiscales monetarias y cambiarias, que si tiene a su alcance el actual Gobierno.

A partir de lo anterior, y frente a renovadas consultas en este sentido, volvemos a

descartar la posibilidad de un corralito sobre los depósitos en pesos del sistema financiero

argentino. Los depósitos en dólares, en cambio, podrían ser motivo de alguna limitación,

en el caso de que la actual situación de fuga de capitales se profundizara. Y aunque esto

último lo consideramos un evento de muy baja probabilidad, prometemos seguirlo con

especial atención durante las próximas semanas.

 

¿QUÉ PUEDE PASAR CON EL DÓLAR?

El gráfico 1 que adjuntamos, muestra el llamado “Tipo de Cambio Real Multilateral”,

que mide la relación entre el peso argentino y un conjunto de monedas con la cual nuestro

país tiene un flujo comercial importante, es decir con el Dólar, el Euro, el Yuan, el Peso

chileno, el Real brasilero, etc., y considerando adicionalmente el impacto de la inflación en

cada país.

En realidad, se trata de un indicador que permite medir la competitividad cambiaria

de un país. El gráfico muestra claramente que hoy hay un tipo de cambio que expresa más

competitividad que la teníamos a la salida del cepo, a comienzos del 2016, lo cual le da la

razón al Ministro Sica cuando expresó este lunes que ya tenemos un dólar muy alto, como

consecuencia de las devaluaciones que se vienen sucediendo desde abril pasado.

Aceptar lo anterior, no significa convalidar la idea de que en los próximos días el

mercado no vuelva a estar ajeno a nuevas turbulencias. En un marco de fuerte

incertidumbre como el actual, el análisis técnico pierde precisión, ya que es muy difícil

medir las expectativas de los actores económicos.

Sin embargo, hay una cosa que está muy clara. El acuerdo con el FMI expresa la

necesidad de equilibrar las cuentas externas de cara al futuro y por un tiempo prolongado,

lo cual conduce inevitablemente a un tipo de cambio alto, no sólo en la actual coyuntura,

sino con vistas a un horizonte de varios años.

Este pronóstico es incluso independiente de quien gane las elecciones en octubre del

2019, ya que el próximo Gobierno está claramente condicionado por estas circunstancias.

Y en este punto lo importante es considerar que, un tipo de cambio elevado para los

próximos 3 o 4 años expresa una señal de negocios en términos del ciclo económico que

cualquier empresario tiene que mirar con atención, ya que se trata de una señal fuerte en

términos de oportunidades de negocios. ¡Quien quiere oír, que oiga!

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