Femicidios en cuarentena: El riesgo de ‘quedarse en casa’

Ana Carla Da Silva tenía sólo 2 meses y vivía en Puerto Iguazú, falleció el 26 de marzo cuando su padre le disparó en el pecho con un arma de aire comprimido mientras discutía con su mamá. Ada Iglesias, de 7 años, fue encontrada muerta junto a su madre Cristina (40) en el Partido de Lanús, su pareja está acusada de los dos crímenes. Nahiara tenía 3 años, murió el 7 de abril en Río Negro por los golpes recibido tras caer de una escalera, la justicia investiga a sus papás. Solange Almiron de 2 años apareció ahorcada en un árbol junto a su padre, se cree que el hombre la mato después de discutir con su madre y luego se suicidó.


Estas cuatro niñas se suman a otras 17 mujeres víctimas de los femicidios cometidos desde que empezó la cuarenta, el 20 de marzo.  La violencia de género aumenta con la convivencia obligada y el famosos “quedate en casa” se convierte para ellas en una frase letal. 21 mujeres asesinadas en 28 días, una cifra que va en paralelo a la de los muertos por COVID 19 y una curva que no tiene intención de aplanarse.

Cuando se oficializó la Pandemia mundial en el mes de marzo, Argentina ya sumaba 79 muertes por femicidios. Ante el decreto del aislamiento social y obligatorio, la ONU Mujeres advirtió sobre un posible aumento de violencia de género y exhortó a los líderes del mundo a que tomen cartas en el asunto. Pero la urgencia era otra y la amenaza se volvió una realidad.

Según un informe elaborado por el Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”, basado sólo en los casos publicados en los medios de comunicación, una mujer muere en Argentina cada 32 horas. El rango etario va desde los 2 meses hasta los 53 años y el 65% de esos crímenes ocurrieron dentro del hogar con denuncias preexistentes. Además, los llamados de auxilio a la línea 144 aumentaron más de doble.

Datos que estremecen  

En 28 días de cuarentena, 21 mujeres fueron asesinadas y 29 niños quedaron sin sus mamás. Seis de ellas murieron apuñaladas, cuatro a golpes, tres prendidas fuego, dos baleadas, dos ahorcadas y una estrangulada, entre otros casos.

A ocho de ellas las atacaron en sus propias casas, cinco en la vivienda que compartían con el asesino y dos en la vía pública: una fue encontrada en un acantilado y otra en un calabozo. En sólo dos días, el 28 de marzo y el 15 de abril, fueron halladas siete de las 21 víctimas fatales.

Apenas cinco días después del decreto presidencial de aislamiento obligatorio y ante el incremento de las denuncias al 144, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación reforzó el equipo interdisciplinario de la línea gratuita, habilitó vías de Whatsapp, un correo electrónico y garantizó la asistencia de personal en los más de 100 albergues destinados a alojar a las víctimas.

Pero las medidas no son suficientes y las organizaciones de mujeres, lesbianas travestis y trans exigen de manera urgente un Plan de Emergencia contra la Violencia de Género.

En épocas de pandemia y cuando el número de muertes por COVID 19 alcanza a 129 en todo el país, el machismo parece no acompañar el parate nacional. El encierro obligatorio pone doble llave en las puertas de escape y el aislamiento social dificulta la posibilidad de denunciar.

Los números avanzan a la par de la enfermedad mundial y con la certeza de que el virus de la violencia de género, no se acabará con el fin de la cuarentena.

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