Por erosión hídrica, Entre Ríos perdió casi U$S 140 millones en un solo ciclo agrícola

El dato corresponde a la campaña 19/20 y está incluido en un trabajo de Jorge Gvozdenovich (INTA) y Mariano Saluzzio (FCA-UNER).


La erosión hídrica sigue siendo el principal problema de degradación de suelos en Entre Ríos, asociada a la disminución del rendimiento de los cultivos, aunque de forma no lineal, dado que los avances tecnológicos enmascaran los efectos negativos. Hay diferencia de rendimiento según la topografía del terreno, los sectores de bajo y loma hacen que el cultivo esté sometido a diferentes condiciones de disponibilidad hídrica y nutricional a lo largo de su estación de crecimiento. Existe una correlación negativa entre suelo perdido y rendimiento de diversos cultivos.

La pérdida de capacidad productiva del suelo por erosión está ampliamente demostrada. “Por cada centímetro de suelo erosionado el cultivo de soja pierde entre 48 y 65 kg/ha, el maíz pierde entre 159 y 324 kg/ha y el trigo entre 63 y 121 kg/ha”, se remarca en un trabajo técnico elaborado por los ingenieros agrónomos Jorge Gvozdenovich, del INTA Paraná, y Marianos Saluzzio, de la Facultad de Cienias Agropecuarias de la UNER.

La erosión se lleva mucha plata.

Los profesionales, en el informe elaborado en el marco de la conmemoración del Día Nacional de la Conservación del Suelo (7 de julio), aportan un dato significativo que permite dimensionar el impacto económico para la economía de la provincia la erosión hídrica, más allá del problema central que es, obviamente, la degradación del recurso suelo.

“Si se tienen en cuenta estas pérdidas de rendimientos, y se considera que en la provincia más del 70% de la superficie agrícola ha sufrido algún grado de erosión (leve, severa, moderada o grave), es decir que se ha perdido al menos 5 cm de suelo fértil por erosión hídrica, y ponderando la superficie sembrada en la campaña anterior, la provincia dejó de producir por erosión hídrica 138.264.937 de dólares en la campaña 2019/2020”, enfatizan Gvozdenovich y Saluzzio.

El avance de la erosión.

Los técnicos, además, destacan que a partir del aumento en la superficie agrícola que comenzó a fines de los 90, se incorporó a la agricultura una amplia superficie de campos no erosionados, pero sí susceptibles a este proceso de degradación, por ejemplo, los departamentos Uruguay, Gualeguaychú, Villaguay y San Salvador. “En estos campos el avance del proceso erosivo es muy preocupante”, advierten.

La sistematización.

El aumento en la superficie agrícola, precisa el trabajo, fue acompañado con el aumento de la sistematización por año, pasando de 6.500 ha/año a más de 25.000 hectáreas sistematizadas por año, desde 2000 a 2018, respectivamente.

La superficie sistematizada en la provincia, en la actualidad, es del 36% del área agrícola: aproximadamente 601.000 hectáreas.

Gvozdenovich y Saluzzio, en este sentido, recuerdan que el éxito en conservación de suelos en Entre Ríos –la provincia fue vanguardista en esta materia– fue “la resultante de la interacción de diversos actores: el INTA, como organismo de ciencia y técnica; la Facultad de Ciencias Agropecuarias, que en 1992 creó la primera cátedra de Conservación de Suelos en el país; el Gobierno provincial, con la Ley de Suelos 8.318 de 1989; y el Colegio de Profesionales de la Agronomía de Entre Ríos.

Desafíos.

De cara al futuro, los profesionales aportan ideas para reimpulsar fuertemente el trabajo en esta materia porque, aseguran, los nuevos escenarios de la producción cambiaron desde la década del ‘80 hasta ahora, y no se puede seguir abordando el problema como antes. “El productor, el Estado, el INTA y la FCA tienen que trabajar codo a codo para frenar los procesos erosivos en Entre Ríos” dado que “falta sistematizar más del 65% de la superficie agrícola con erosión actual y peligro de erosión”.

Y proponen acciones concretas:

  • El INTA y la FCA debe estar al lado de los técnicos que trabajan junto al productor para analizar los problemas concretos en su lote. Hoy las herramientas digitales permiten tener una aproximación que hace 10 años era impensado. Y deben indicar al Estado cuáles son las estrategias y técnicas de control de erosión que deben reglamentarse en la ley.
  • El productor debe solicitar al Estado medidas que ayuden a (amortizar) financiar su inversión, y al INTA y la FCA por investigación, extensión y asesoramiento en las mejores estrategias de diseño que lo orienten en el camino del cuidado del suelo de su campo.
  • El Estado provincial, en materia legal, fue pionero y ejemplar con la Ley de Conservación de Suelos, pero es hora que se avance hacia una legislación más amplia y comprometida. Debe tener fuerte presencia en el medio, ayudando en el cuidado del suelo, impulsando y controlando que las obras se ejecuten según lo planificado por los productores y técnicos, bregando por el uso y adopción de técnicas sustentables, como son la rotación de cultivos, la siembra directa, la fertilización, la sistematización, etc. También debe desburocratizar los trámites e incentivar a los organismos de ciencia y técnica a mantener actualizadas las mejores técnicas para el control de erosión.

Paradoja: de provincia pionera a provincia atrasada

En la actualidad, subrayan los técnicos, las investigaciones en conservación de suelos han aumentado en calidad y cantidad por parte de los organismos de ciencia y tecnología, los productores tienen real conciencia de lo que significa que su campo se erosione y el Estado provincial dispone de funcionarios idóneos en la temática. Paradójicamente, sin embargo, en 2020 “somos la provincia más atrasada en diseñar estrategias para detener la erosión”, advirtieron Gvozdenovich y Saluzzio. Córdoba, Santa Fe, La Pampa, San Luis y Republica Oriental de Uruguay “nos llevan ventaja en trabajar en conjunto entre las instituciones y el productor” y “si estos tres actores no se ponen de acuerdo, Entre Ríos corre el riesgo de pasar a ser una provincia marginal para la producción de granos y carne”, alertaron.

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