Alejandro Horowicz analizó los motivos del ascenso político de Milei y aseguró que no podrá aplicar su prometido plan de gobierno

El ensayista, escritor y docente universitario Alejandro Horowicz analizó este momento político argentino caracterizado por el enorme caudal de votos que recibió, el domingo último en las PASO, el candidato presidencial Javier Milei, máximo referente de la ultraderecha económica.


Aseguró que, en caso de acceder a la Presidencia y poner en práctica lo que es su anunciado plan de gobierno, no durará más de dos meses en el poder. De cualquier modo, dejó planteada sus dudas respecto del resultado en las elecciones generales, pero no vaciló en indicar que si hay segunda vuelta, el ultraliberal perderá, por lo que “gana en primera vuelta o no gana”. “Hace un rato largo que estamos a las puertas del infierno. Milei nos hace saber que esa es la dirección correcta”, pronunció como síntesis de una larga charla.

La idea de la entrevista fue conocer la explicación que Horowicz, autor de textos clásicos de las ciencias políticas, encuentra en este momento y el ascenso del candidato presidencial ultraliberal que hizo campaña con su promesa de destruir el Estado. 

“Hay una idea básica, que conviene tener siempre presente, para este comicio o para cualquier otro -comenzó diciendo el entrevistado-, y es entender que un resultado no es un acontecimiento separado de un flujo; y un flujo solo se entiende mirando la larga duración. Milei no es el resultado de los últimos diez minutos, no es el resultado de una circunstancia, no es el resultado de una operación mediática. No es que no existan las circunstancias, no es que exista la operación mediática, sino que es el balance compartido que la mayoría de la sociedad argentina tiene sobre el valor de su clase dirigente”

Se le preguntó por qué el fenómeno descripto detonó ahora, en estas elecciones. “Es una buena pregunta -respondió-, porque saber la fecha de explosión es entender la carga de profundidad que se fueron acumulando pero no qué las hizo detonar. Y la hizo detonar un conjunto de experiencias. Observemos la situación de la Argentina a partir de 1976: en ese año hay un cambio brutal de distribución del ingreso nacional. Entre 1945 y 1975, gobernara quien gobernara, entre el 42 por ciento y el 48 por ciento del producto eran salarios. Gobernara quien gobernara no había subsidio para la luz, para el transporte y para nada. No había subsidios, pero el salario real permitía todas esas operaciones en razonable tiempo y forma”.

“Cuando nosotros miramos la sociedad argentina a partir del Rodrigazo, y miramos el proceso entre 1975 y 1991, -amplió el ensayista- vemos dos cosas; primero que el producto sufre una modificación en la distribución de manera fenomenal, del 42, que era el piso más bajo, desciende al 23. Y ese proceso se estabiliza mediante un sistema de hiperinflación permanente en esos 15 años donde la hay momentos donde nunca tiene menos del cien por ciento de inflación, y se alcanza el 14.000 por ciento de inflación”.

“Entre 1945 y 1975 -continuó- tuvimos variantes del Plan Pinedo, esto es un programa de sustitución de importaciones. Entre 1983 y la fecha tenemos variaciones del Plan Primavera, variaciones que incluyen la hiperinflación, la explosión social, la represión y vemos continuamente un fenómeno de acentuación de esto. Cuando miramos la secuencia electoral posterior a 2001, vemos que el partido que ya no gobierna es el radicalismo, y que el radicalismo se suma a una alianza con un partido nuevo que se suponía que hacía la diferencia y que después gobernó. Gobernó el radicalismo, volvió el peronismo y quedó absolutamente claro que lo que estamos viendo es un descenso perpetuo por escalera degradada hacia el infierno. Cuando Cristina (Fernández) se va, en el 2015, tenemos 30 por ciento de pobres; cuando (Mauricio) Macri se va, en el 2019, tenemos 35 por ciento de pobres. En este momento hemos superado el 40 por ciento de pobres. Entonces, el motivo del estallido es que ninguna de las fuerzas que gobernó la Argentina, viejas o novedosas entre comillas, no hizo ninguna otra cosa que degradar la calidad de vida de la sociedad argentina”.

Una de las preguntas que se le formuló al entrevistado fue por qué la explosión se da por derecha y no por izquierda. A eso, el intelectual entrevistado contestó que “hace falta una izquierda que sea capaz de entonar esa música”. “Es decir -amplió-, una izquierda que no solo ladre, sino que además muerda. ¿Cuál es el valor político del gesto de Milei?: ‘la casta política’. Milei dice lo que la sociedad, mejor o peor, con mayor claridad o con más oscuridad, entiende básicamente. Milei es a la casta política, lo que los desclasados de la sociedad argentina son a la sociedad argentina.

“Los desclasados están simplemente hartos de no tener ningún lugar, de que no les concedan ningún lugar, de que no les reconozcan ningún lugar. ¿Y qué hace? Toman a alguien que no tiene ningún lugar, que es respecto a los economistas de cierto nivel, básicamente un pequeño troglodita; alguien que básicamente lo que hace es gritar, insultar, apostrofar. Expresa la impotencia intelectual como violencia simbólica. Esto es lo que expresa Milei y esto es lo que toma la víctima como bandera de su expresión. ‘¿Así que no me escuchás? Ahora me vas a escuchar’”

¿A dónde fue el voto progre?, preguntó el periodista Antonio Tardelli. Así contestó Horowicz: “el voto progre siempre es un voto aterrado. Es decir, vota aquello que quiere evitar y consigue aquello que dice que quiere evitar. No tengo la menor duda que una buena parte del voto progre se fue hacia Horacio Rodríguez Larreta. No es raro. Simplemente ese voto progre votaba antes a los candidatos K, pero estos candidatos K apoyan a (Sergio) Massa. Y la diferencia entre Massa y Rodríguez Larreta necesita un balancín de los decibeles del orden de los cien millones de milésimos para poder establecer la diferencia químicamente pura entre los dos. En consecuencia, cuando esa diferencia no existe, existe en favor de la versión más clara, más nítida. Es la misma diferencia que podemos ver entre (Patricia) Bullrich y Milei. Milei lo dice claro: ‘¿Para qué vas a votar una segunda marca?’”.

Ante una pregunta, Horowics no dudó en sostener que “Milei no puede gobernar la Argentina más de 60 días”. “El problema -se explayó- es si Milei hace o no hace lo que dice que va a hacer. Uno puede tener varios enemigos, pero el error estratégico más grave que se puede cometer es juntar a todos los enemigos en una bolsa. El que hace eso lo que asegura es el resultado de por qué puerta lo van a volar. La idea de que se pueden romper las relaciones comerciales con China o el acuerdo con Brasil, en función de la ideología política de alguno, es retroceder hasta 1930 o hacia el macartismo. Es aquello que el bloque de clases dominante y el mundo global tal cual está constituido no permite ni admite. Miremos esto con la versión más brutal de Milei que es (Donald) Trump. Trump dijo que iba a construir un muro con México. ¿Lo construyó? El que haga eso va a tener un problema no sólo con México sino con los norteamericanos que necesitan la fuerza de trabajo mexicana que vale un tercio que la otra”.

En ese orden de definiciones, calificó de “trivial” la idea de cortar el comercio con China y recordó que se trata del principal socio comercial de toda América Latina.

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