Paraná: Con banderines en ingreso a la escuela advierten la violencia en la zona
“Ya no es la Bandera argentina la que está al frente de la escuela, sino banderines que indican peligro. Eso nos hace sentir atrapados”, alertó una docente. Verde, amarillo y rojo para tener precaución ante las balaceras en el barrio.
En la Escuela privada número 88 “María Auxiliadora” de Paraná, debieron echar mano a los colores que son símbolo mundial e indican circulación libre, con precaución o peligrosa. Es por el narcotráfico y las situaciones de violencia que se viven en el barrio Yatay, que vienen repitiéndose en cualquier momento del día.
Según narró Bibiana Rojas, docente de primaria en el establecimiento, “hay un banderín verde en la entrada de la escuela si todo funciona tranquilo, hay uno amarillo si es necesario moverse con precaución, o uno rojo cuando la situación es de peligro”.
Verde, amarillo y rojo
“Los padres pueden llamar al establecimiento y preguntar cómo está la situación, y si consideran necesario, retirar a su hijo de la escuela. Tratamos de que los chicos no estén solos a la salida”, contó. La maestra indicó también que el comedor está a tres o cuatro cuadras del edificio escolar, por lo que a diario tienen que moverse con los alumnos caminando. “Muchas veces vamos acompañados por un patrullero”, dijo. “Ya no es la Bandera argentina la que está en la escuela, sino banderines que indican peligro. Eso nos hace sentir atrapados”, alertó.
Bibiana Rojas describió algunas situaciones de riesgo atravesadas por estudiantes y docentes de la Escuela “María Auxiliadora”, ubicada en el barrio Yatay de Paraná. El mismo establecimiento que el 27 de octubre de 2014 apareció en la primera plana de los medios, luego de que el Jardín de Infantes fuera baleado con un aire comprimido por un sujeto que no tenía antecedentes penales, pero que según el relato de testigos, estaba bajo los efectos de estupefacientes.
Las situaciones de violencia en los barrios periféricos de la capital entrerriana, ya son moneda corriente. En las escuelas, el riesgo intenta sortearse con un protocolo de actuación para docentes y alumnos. El instrumento fue impulsado desde el Consejo General de Educación (CGE) a principio de año, luego de una serie de reuniones de autoridades gubernamentales y judiciales, y de manifestaciones públicas que pusieron en debate el tema.
Ahora, en la escuela de gestión privada del barrio Yatay, implementaron banderines de precaución que son colocados al ingreso del establecimiento, que dan cuenta sobre cómo está la situación en el barrio y alertan sobre los recaudos que deben tomar los vecinos al momento de circular y sobretodo, retirar a los chicos de la escuela.
Banderines
Esos son los colores. Se trata de un símbolo mundial, y casi no es necesaria la escolarización para interpretarlos correctamente. El banderín verde resplandece a la entrada de la escuela, lógicamente, cuando la situación está tranquila en el barrio Yatay; el banderín amarillo cuando es necesario circular con cierta precaución; y el rojo cuando la situación es peligrosa, es decir, que hay o hubo balaceras. “Banderín verde si todo funciona tranquilo, si hay banderín amarillo hay que tener precaución y rojo cuando hay peligro”, ratificó Bibiana Rojas y describió: El banderín es el común que todos conocemos, es un triángulo que es de tamaño mediano y se ubica en la entrada de la escuela”.
La docente agregó que “el banderín, lo que indica es que si los padres pueden sacarlos con tranquilidad o deben tener precaución para sacarlos a los chicos”. No obstante, los padres “pueden llamar antes a la escuela y preguntar, y si consideran que el chico va a estar mejor en su casa, lo puede retirar”. “El peligro que se trata de eludir es durante la permanencia y la salida de los chicos. Queremos que los chicos no estén solos a la salida y que no salgan mientras hay un tiroteo”, asentó.
Rojas aseveró que esa medida fue implementada entre abril y mayo. “A principio de año, ni siquiera podíamos enviar los chicos al comedor, que está como a tres o cuatro cuadras de la escuela. El tránsito era muy complicado en esas calles para los chicos. Por eso, muchas veces llamamos a la Policía y vamos con el patrullero acompañándonos. Pero en el barrio ya se conoce el movimiento”, describió.
Sobre la cantidad de veces que tuvieron que utilizar el banderín rojo, la docente dijo que lo vio una vez, pero marcó que trabaja en esa escuela en un solo turno -la tarde-: “Sé que ha estado más de una vez. Sin embargo, como yo llego al mediodía a la escuela la situación más compleja que atravesamos es no poderlos llevar tranquilos al comedor, y para muchos de los chicos, ahí está su alimento”.
“Atrapados”
“Los chicos perciben, sienten y se ponen nerviosos”, contó y agregó: “En la escuela tratamos de liberar a los estudiantes de estas esclavitudes -en referencia al narcotráfico-, queremos que en la escuela vivan bien, jueguen y disfruten. Pero actualmente, ellos están sujetos a estas ataduras”, contrastó. “Nosotros tenemos como propósito en esta escuela particular, liberar a los chicos. Por ahí no poder liberar a los chicos de lo que viven en el barrio, y estando en la escuela tampoco, porque están encerrados, otra vez, ahora con un banderín. Lamentamos que ya no es la bandera argentina la que está en la escuela, sino banderines que indican peligro. Eso nos hace sentir atrapados”, evaluó.
La maestra sostuvo que los estudiantes están “pendientes de esto y saben lo que está pasando, porque lo viven todos los días”. “Tienen que comer ahí y cuando tienen que seguir con el transcurso de la tarde, están con esta predisposición”.
Rojas dijo también que se desempeña en segundo grado, y cuando habla con los padres, lo hace por cuestiones de aprendizaje. “Lo demás se maneja en Dirección o Vice”, señaló sobre el narcotráfico y añadió que tan pequeños “los nenes no hablan del tema”.
Sin embargo, en el turno mañana, la docente trabaja en la escuela de La Floresta. “Ahí los chicos que tengo son de quinto grado y por ejemplo, en una oportunidad hicimos una experiencias de maceta con botellas. Fue ahí cuando uno de los chicos me preguntó si podía llevar marihuana, porque el padre tiene un montón en la casa. En ese momento aproveché para hablar del tema con ellos. El nene terminó diciéndome: ‘sabe qué seño, todas las noches yo rezo y le pido a Diosito que yo no fume marihuana como mi papá, porque me pudre las neuronas'”.
La docente afirmó asimismo que el tema del narcotráfico es “lo normal” en los diálogos que sostienen los estudiantes. “‘Cállate porque tu primo es narco’, eso es como un insulto entre ellos. Yo los escucho y tomo los conceptos que ellos manejan. Con eso, se hace lo que se puede”, agregó. “En quinto grado se puede hablar de otra forma. Podés ser más directo. En segundo todavía no se refieren a esto”.
Asimismo, acotó en el mismo sentido: “Los chicos vienen y ten dicen, ‘fulana no vino porque hubo allanamiento anoche en la casa’. Hasta ahora, en la escuela no ha pasado lo que en otras como la Bazán y Bustos que tienen que salir a la calle por las balaceras. Pero los nenes tienen incorporados en el lenguaje conceptos vinculaos a lo narco y los allanamientos”.
Por último, dijo que no se han acercado funcionarios ni precandidatos para interiorizarse sobre la situación. “Hace dos semanas, un viernes a la tarde, andaba un precandidato con bombos y platillos haciendo campaña y aprovechó la situación de la comunión de los chicos para acercarse, pero fue por la campaña. Nosotros tenemos que solucionar lo del comedor para no sacar a los chicos de la escuela”, completó.